La Divinidad en la Educación

“Un día se reunieron los hombres y mujeres con los sabios de su pueblo y les preguntaron: ¿Quién es Dios? ¿Cómo pudo Él haber creado este universo y nuestro planeta? ¿Nosotros nos parecemos a Él? ¿Tiene Él manos para crear los universos?…” Así empieza para los chicos después de los 6 años, la historia de la creación.

Dios hace parte implícita de nuestra pedagogía Montessori, ya que la Dra. María Montessori bebió de las fuentes de aquellos pensadores que unieron lo científico con lo divino.

Es por ello que un guía Montessori debe buscar incansablemente el conocimiento mientras se maravilla por los descubrimientos del hombre y de la ciencia, estos simbolizan estados de Asombro frente a esa Energía Superior Inteligente, Creativa y Eterna que para los creyentes se traduce en Dios, el Creador de los cielos y la tierra, de los universos y de todo cuanto existe.

Pasemos entonces a relacionar la palabra existencia con la columna vertebral de nuestra educación: La Educación Cósmica. La palabra Cosmos significa Vida, es decir, que todo aquello que esté relacionado con la vida, es bienvenido dentro de nuestra pedagogía, pues se convierte en una situación digna de ser ubicada dentro de los procesos de aprendizaje de los estudiantes aprendices.

Existimos porque se nos dio la oportunidad de vivir, es decir, nos convertimos en el primer elemento de asombro frente a nosotros mismos, quienes llevamos la primera manifestación en las maravillas del funcionamiento de nuestro propio cuerpo. Procesos como la digestión, la respiración, los latidos cardíacos, la manera como nos regula el cerebro advirtiéndonos lo que es beneficioso o perjudicial para nuestro organismo.  Las manifestaciones externas del cuerpo representadas en el agarre del bebé, las caricias de una madre, succionar del seno materno, el arrastre, el gateo, hasta erguirse, caminar y correr, forman parte de esta maravilla de la creación. Y luego poder palpar lo impalpable, como es la autorregulación de nuestras emociones y sentimientos, y la construcción de nuestra conciencia que solo aprende auto observando las reacciones de nuestra personalidad, creada por ambientes negativos o adecuados especialmente durante los siete primeros años de vida.

A ese maravilloso cuerpo, que representa un templo sagrado al cual hay que respetar, cuidar, y proteger, se le instala el Espíritu: origen divino intocable porque un espíritu se Es.

El Alma viene a aprender sus lecciones de vida y está siempre acompañada por  el espíritu, el cual actúa como su complemento, porque un alma se VIVE, y un espíritu se Es. El alma nos lleva, a través de las equivocaciones y los aciertos, a construir la conciencia cada vez que aprendemos una nueva lección.

La educación es el trabajo más noble de todas las profesiones porque se nos entrega lo más delicado y vital que es el acompañamiento de la autoconstrucción del ser en todas sus dimensiones. He allí la grandeza de nuestro trabajo: guiar a ese espíritu encarnado en el cuerpo, para desarrollarse y sacar de su interior el mejor de los seres, es decir, desarrollar a plenitud su plan interno y mantenerse permanentemente conectado con su luz.

En todos los libros sagrados se habla de la historia de la creación, mientras que el hombre ha construido grandes abismos entre esta información y la teoría evolucionista, pero ¿Cómo poder entonces correlacionar ambas? ¿Quién asegura que el tiempo y los días para la divinidad son los nuestros? ¿No pudiesen, metafóricamente, en un día de Dios,  evolucionar todos los animales mientras nosotros los veríamos evolucionar durante muchos días de los nuestros?

Durante esas épocas, los grandes enemigos de la tierra fueron los glaciares y las congelaciones. En nuestros días, ¿cuáles son nuestros grandes enemigos? Nuestros enemigos son: el egoísmo, la ambición y la avaricia. Ellos tres vienen disfrazados a través del ego que nos lleva de forma inconsciente o desenfrenada a adorar al dinero, al poder, al cuerpo, al goce permanente y a la superficialidad hasta llegar a la gula y a los desbordantes extremos. Es cuando, a pesar de las múltiples actividades en nuestro diario vivir, nos sentimos vacíos y congelados, tal como quedaba la tierra después de las visitas de las glaciaciones.

El agua fue una trabajadora incansable para que así la tierra logrará  sus más nobles propósitos. Y nuestros antepasados trabajaron incansablemente para que hoy, disfrutemos del progreso. En el agua apareció la vida y de allí surgieron los primeros seres unicelulares y pluricelulares. Apareció el primer cerebro primitivo: el de los peces. Las valientes algas primitivas se asomaron a ver qué había en la tierra y descubrieron que ya estaba lista para recibir la vida, trayendo consigo el oxígeno y preparando el ambiente para la llegada de otros anfibios, reptiles, aves, mamíferos y el hombre.Cuando nuestros padres se unen para iniciar la maravilla de la concepción, aparece la vida y se desarrolla en el agua. Ese nene que en un comienzo es embrión en desarrollo, se convierte en humano cuando en el momento de nacer, nace un nuevo ser que es el Embrión Espiritual, es decir el niño,se convierte en el padre del Hombre, el cual llegará a ser.

Ese bebé después de crecer en el agua sale del vientre de su madre e inicia su experiencia terrenal, se arrastra, luego repta y gatea, se sienta y finalmente adquiere la posición erguida para caminar e iniciar el sendero de su vida como ser creado por Dios.

Durante ese recorrido, se puede comportar como un cerebro primitivo de pez, o como un agresivo reptil, o como un ave que cuida a sus crías, o como un conejo salvaje de esos tiempos, o como una loba que cuida, protege, y defiende a sus lobeznos, o como un hombre que trabaja desde la comprensión. Y todos estos estados de evolución del ser humano son los que nos alejan o nos acercan cada vez más a Dios.

Es por ello que las herramientas de la auto observación y el auto conocimiento son tan importantes en la vida de un guía Montessori, ya que, a través de éstas, encontramos respuestas a nuestras dudas, corregimos nuestro carácter, reeducamos nuestra personalidad, conversamos con el alma, y evolucionamos en la conciencia.

Todo este maravilloso plan de la creación debe traernos el desarrollo del Asombro por Dios como mensaje, para entender así, nuestro plan Cósmico, y nuestra función aquí en la tierra.

Retomemos entonces los siete conceptos principales:

  1. Dios, el Todo y la Nada.
  2. El Espíritu y el Alma.
  3. El universo y el cosmos, las galaxias y la vía láctea.
  4. La tierra, la vida y la existencia.
  5. El hombre, la religión y la espiritualidad.
  6. El conocimiento y la espiritualidad.
  7. Lo científico y lo Divino.

Contradictoriamente, la palabra Religión viene de la raíz latina RELIGARE, es decir, la unión entre el hombre y Dios, o sea, el camino que cada individuo elige para recordar a su Creador en rituales y en oración.

El camino religioso es la parte externa que también necesita ese espíritu para cultivarse y mantenerse en contacto permanente con su Creador. Es una manera de recordarnos aquí, en la tierra, quiénes somos en realidad y para qué fue que llegamos.

Dios no está en todas partes ni necesita recordarnos de su existencia, Él sencillamente Es. Los Universos, las Galaxias, La Vía Láctea, La Tierra y El Sol, son manifestaciones de su creación para que desarrollemos así el más noble de los asombros, y en últimas, comprendamos que llegamos para adorarlo, y cuando se adora se complace, y la manera de complacer a Dios es con la misma vida, representada en mis actitudes, mi forma de trabajar, de respetar al otro en su singularidad, de amar a la familia y a mis semejantes, de poner al servicio de otros mis habilidades y aptitudes, en la alegría con que vivimos cada acto de nuestras vidas, o a la paciencia con que enfrentamos situaciones por resolver.

¿Y por qué tendremos que buscar permanentemente el conocimiento? Porque en la medida en que lo encontremos estaremos más cerca de Dios. El conocimiento y la fe se encuentran en el gozo permanente, ya que se trata de descifrar el verdadero propósito de su plan cósmico aquí en la tierra, cuyo rompecabezas está en la naturaleza, en su comportamiento, y en la capacidad que nos dieron para observar, encarnar, y reproducir nuevamente.

Es decir, que lo científico y lo divino se dan la mano porque precisamente lo científico es la representación de lo divino,  Dios nos dio la inteligencia para inventar y maravillarnos en la ciencia, y ¿quién inventa no es acaso creación del Creador?

Es por ello que en el camino espiritual se necesita del Todo y de la Nada, en un comienzo todo era oscuridad… y Dios dijo: “Hágase la luz”. Es por ello que el verbo nos recuerda que lo que decretamos para nuestras vidas se volverá realidad, ya sea un decreto positivo o negativo de nuestra salud, relaciones, prosperidad económica, o ubicación laboral y de vivienda.

Esa oscuridad y frío representan la Nada, mientras que la luz y el calor representan su complemento para convertirse en el Todo y a través de una danza cósmica se produce esa gran explosión para que toda esta historia empezara.

Dios es el Todo y Dios es la Nada, porque a veces necesitamos estar llenos pero otras vacíos, la contrariedad y la ley de los opuestos es necesaria porque para sentirnos alegres debimos sentirnos tristes, y para apreciar la luz debemos sentir oscuridad, y el llenarnos de conocimientos exige espacios para el silencio y la soledad para digerir toda la información y aprender a conocernos a nosotros mismos. Dios es felicidad en la alegría, y silencio en la paciencia, amor en los hijos, y misericordia en el prójimo; Dios nos habla en la necesidad y Dios da al próspero lo que le corresponde, y contradictoriamente usamos nuestro libre albedrío para la autodestrucción. He allí la importancia de tener claro estos conceptos y de verificarlos con nuestras creencias, porque la preparación espiritual de un Guía Montessori es un ejercicio imperativo dentro de una preparación que nos obliga a ser cada vez mejores, para educar las generaciones actuales y venideras, en un estilo que nos traiga una Calidad de Vida cuyo común denominador sea la Paz.