Estamos celebrando el Día del Idioma. Con nuestras raíces latinas, podríamos decir que nuestra Lengua Madre, el Español, es considerada una de las más agradables y dulces en entonación y comprensión.

Además, con nuestra creatividad latina e hispana, hemos tenido con orgullo escritores que hacen honor a nuestro idioma Español como Miguel de Cervantes Saavedra, con su obra El Quijote de la Mancha; Garcilaso de la Vega; Pablo Neruda con su bella obra poética; Julio Flórez, Gabriela Mistral, Julio Cortázar, Mario Benedetti, etc. Específicamente en nuestro país tenemos a un escritor Premio Nobel, el maestro Gabriel García Márquez. Los colombianos pueden decir con orgullo que tenemos a un Nobel en nuestro bello país, pero, además, nosotros en nuestro Colegio debemos sentirnos inmensamente orgullosos, porque cuando el Maestro García Márquez era un niño, fue educado bajo el sistema Montessori – en el que hoy nuestros niños están siendo educados – y con sus mismas palabras dijo: “Tuve la suerte de que en Aracataca habían abierto por esos años la escuela Montessoriana, cuyas maestras estimulaban los cinco sentidos mediante ejercicios prácticos. Era como jugar a estar vivos. Aprendí a apreciar el olfato, cuyo poder de evocaciones nostálgicas es arrasador. El paladar, que afiné hasta el punto de que en mis libros he descrito bebidas que saben a ventana, panes que saben a baúl, infusiones que saben a misa. En teoría es difícil entenderlo, pero quienes lo hayan experimentado lo comprenden de inmediato. No creo que haya método mejor que el Montessoriano para sensibilizar a los niños en las bellezas del mundo, y para despertarles la curiosidad por los secretos de la vida. Se le ha reprochado que fomenta el sentido de independencia y el individualismo de los niños, y tal vez en mi caso fue así. Pero no lo lamento. Aunque parezca raro, lo único que no me hizo feliz en aquella escuela inolvidable, fue aprender a leer y escribir…”El idioma Español, o nuestra Lengua Madre, se aprende de la siguiente manera: los pequeñines, inmersos en una cultura latina, aprenden durante los 2 ó 3 primeros años de vida a hablar sin ningún tipo de instrucción gramatical, y a medida que crecen, vamos enriqueciendo nuestro vocabulario a través de nuestra comprensión auditiva y nuestra expresión verbal. Finalmente, cuando aprenden a decodificar los símbolos llamados Letras, aprenden a leer y escribir copias, o ponen en práctica la producción escrita de sus pensamientos.
Pero el lenguaje no solo involucra la comprensión auditiva, la comprensión lectora, producción oral y escrita. Involucra también la comunicación, elemento esencial para la convivencia sana y la vida armónica. La comunicación es el arte de acercarnos al otro y de transferir pensamientos o ideas, un deseo o una inconformidad. El arte radica en el cómo entregamos los mensajes que emitimos y si somos asertivos en lo que realmente deseamos comunicar. Ser asertivo es que el resultado final de los mensajes que emitimos sea positivo y beneficioso para ambas partes. Muchas veces, por una comunicación inadecuada, los adultos nos desgastamos o nos vemos involucrados en habladurías que no tienen sentido y nos pueden traer finales desastrosos.
Hace algunos años, nos decían que los libros serían virtuales, y que ya no se leerían libros si no fuese su versión digital en computador. Y es así, hoy en día puedes “descargar” un libro entero de Internet a tu computador. Lo que no fue asertivo es que los libros desaparecerían, pues jamás podrán desaparecer. Un libro es, en pasta y hojas, la invitación a sumergirnos y a nadar dentro del mundo de un escritor que se quiere comunicar en fantasías, imaginación, historia o diversión, inclusive de sacarnos un poco de adrenalina en esos cuentos de terror que tanto nos encantan.
Sin embargo, el lector también tiene sus derechos: derecho a que no le guste el libro, derecho a anticipar el final, derecho a emitir sus opiniones personales, o a decidir qué hubiese sido mejor otro final. La lectura nos da vida, la lectura enriquece nuestro vocabulario y mejora nuestra ortografía de forma natural, para lograr expresar así nuestras percepciones personales y nuestros propios pensamientos. La lectura nos recrea y nos hace olvidar las preocupaciones por un rato.
Sintámonos entonces hoy, orgullosos de nuestra Lengua Madre, e invirtamos el tiempo libre en diversiones sanas con los libros. Compartamos con nuestras familias lo que descubrimos en las letras.